El lechazo asado es uno de los platos más importantes en la gastronomía de Castilla y León. Hace unos días leíamos una entrevista al Chef Internacional, Ferrán Adriá, en el Diario de Valladolid, en la que calificaba El Lechazo de Castilla y León, como el mejor Lechazo del mundo.
Sabemos que estas Navidades, como no puede ser de otra manera en los hogares de Castilla y León, el protagonista en la mesa, será el Lechazo.
La receta tradicional es asado al horno con agua y sal, por lo que elegir un “buen producto” es lo más importante para que nuestro asado sea perfecto.
Para estar seguros de la calidad y el origen del producto que estamos comprando, la IGP Lechazo de Castilla y León, nos aconseja que nos fijemos siempre en el etiquetado del animal. Los lechazos que identifica la IGP llevan una vitola roja con el logo de IGP, colocada en cada una de sus patas. Esa vitola además de confirmarnos su origen de Castilla y León nos garantiza que ese Lechazo:
- Procede solamente de las razas autóctonas de Castilla y León (churra, castellana y ojalada)
- Ha sido alimentado exclusivamente con leche materna
- Nos permite seguir la trazabilidad desde su origen hasta el final del proceso: En la vitola, además de la fecha de sacrificio del animal, viene un código numérico y facilitando este código al Consejo Regulador, el consumidor podrá disponer de datos claros sobre el origen y la calidad.
La vitola podríamos decir que es el DNI del animal, por eso su importancia de fijarnos bien a la hora de comprar. El papel de la vitola de IGP, es resistente al fuego, lo que permite que esta identificación pueda llegar al plato y garantizar a nuestros invitados la auténtica calidad que están degustando.
Los Lechazo IGP tienen características únicas en cuanto a terneza, jugosidad, olor, sabor y textura.
Estas Navidades, os proponemos que en vuestras mesas esté presente el Lechazo IGP, el de la vitola roja con el logo IGP, el autóctono de nuestra tierra y nuestros ganaderos.